La magia de los lugares con encanto

He viajado por gran parte de España, la zona del centro y del este me la he recorrido de punta  a punta, incluso he estado en el norte varias veces pero el sur es mi punto débil. Estuve una vez en Granada, otra en Jerez y en Cádiz y poco más. Tengo que ver Sevilla, Córdoba, Málaga… hay tantos sitios. Mi próximo viaje será al sur y me han recomendado este lugar que ver en Córdoba.

Se trata del Palacio de Viana, un antiguo palacio renacentista del S.XV que ha sobrevivido al paso de los siglos y que se ha convertido en un referente de la ciudad. Por lo que me han contado que tiene varios patios, a cuál más bonito y que la casa y los jardines son una auténtica maravilla. Estoy deseando poder cogerme unos días y planificar la visita para que todo salga a pedir de boca. También le he echado un ojo a la página de turismo en Córdoba pero los mejores rincones de las ciudades son los que no aparecen ahí y sólo la sabiduría popular conoce.

Eso es algo que me ha pasado siempre. Cuando he ido a una ciudad y me he informado a través de las páginas oficiales sobre cuáles son las zonas más bonitas para visitar siempre me he dado cuenta de que había lugares mejores que sólo la gente que vive allí te cuenta. Por eso ahora lo que hago es buscar en las redes sociales y foros de Internet. Es allí de donde saco verdadera información sobre lugares que visitar mágicos, con encanto, y que no estén llenos de turistas que rompen el paisaje.

Y es que no es lo mismo ver algo con miles de personas alrededor que verlo con poquita gente. Pensadlo bien. Pensad por ejemplo en El Coliseo, en Roma, e imaginaos caminando entre sus ruinas vislumbrando lo que fue uno de los edificios más impresionantes del Imperio Romano, maravilloso, con sus muros de sillares enormes y la sensación de magnificencia que da con sólo mirarlo. Y ahora pensad en pasear por esos mismos pasillos mientras un niño corre jugando con su amiguito, el guía del grupo de turistas japoneses habla a voz en grito para que le oigan todos sus clientes y una familia en bermudas y cubiertos por dos capas de crema solar se cruza contigo varias veces porque no tiene claro en qué dirección debe ir. ¿Es lo mismo? Pues claro que no.

En mi caso, yo prefiero ver esos monumentos y esas zonas tan turísticas con la cabeza fría, sabiendo lo que me voy a encontrar, y luego visitar esas otras zonas con encanto que no son tan famosas pero que te aportan esa magia que andas buscando en el viaje. Por eso os digo que no es que no quiera ver grandes monumentos, claro que quiero. Jamás podría ir a Berlín y perderme el Monumento a los Judíos o la Puerta de Brandemburgo, pero también visitaría otras zonas menos turísticos y que tienen esa magia de épocas anteriores.

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