En los últimos años se nos ha ido de las manos lo de la hacer despedidas de soltera. Siempre recuerdo que mi hermana la mayor nos contaba, yo era una niña porque me saca 13 años, que cuando ella se casó lo celebró en casa de mis padres, cenando un chocolate con churros y viendo la película Pretty Woman. Pero los tiempos cambian, y el sector de las despedidas ha encontrado un filón entre las personas que se casan. Bueno mejor dicho, entre los amigos y amigas que intentan preparar un par de días inolvidables.
Pues así, inolvidables fue mi despedida de soltera. Fue en Ibiza, sí, efectivamente mis amigas tiraron la casa por la ventana, pero afortunadamente como fuimos en mayo, no salió muy caro, o eso me han dicho ellas, porque yo no puse ni un euro. Ahora bien, me sentaría mal pensar que se gastaron mucho en mí. Se dice siempre que lo importante es estar juntas, eso está claro, pero si el entorno es Ibiza, pues no dudes de que la despedida será aún más inolvidable.
En este viaje comprobé que Ibiza es una isla con dos caras. Y ambas son perfectas para las despedidas de solteros. La idea de unas amigas era tener algo tranquila, mientras que otras, la mayoría solteras solo pensaban en fiesta. Pues hubo para todas. Un día fuimos a una discoteca donde se lo pasaron en grandes. Mientras que al día siguiente, nos relajamos en la playita, con unos mojitos. Incluso se barajó la posibilidad de cruzar hasta Formentera para disfrutar de algunos de los mejores arenales del Mediterráneo, pero al final no lo hicimos, y me quedé con las ganas de conocer Ibiza en yate. La verdad es que recuerdo los dos ambientes con mucho cariño.
Luego mi amiga la chistosa, se llama Mónica, tuvo una idea muy divertida. Cuando la vi me pareció tremenda, pero ahora a toro pasado la veo divertida. Compró a través de Internet, en Comercial Apra, una caja de 114 preservativos a granel, eso sí de calidad y muy bien presentados. Y mi prueba consistía en tener que encontrar a un hombre que me lo cambiara por un euro y a cambio de un euro. Como es lógico, me puse colorada pero según fue pasando la noche poco a poco, iban picando, así que al final, nos ganamos casi 60 euros. Eso sí, que quede claro que el resto, están intactos, que nadie piense mal.
Una postal para el recuerdo
Aunque si me tengo que quedar con un momento, es con una puesta de sol que hicimos todas las amigas en la zona de Caló des Moro. Allí es donde se reúnen cada día a centenares de personas que comparten la magia del ocaso tomando un buen cóctel. Así lo hicimos nosotras, cual amigas adolescentes recordamos viejas historias y nos prometimos, como suele ser habitual, que lo volveríamos a hacer.
Sea como sea, unos días en el paraíso balear, de retiro terrenal y espiritual, harán que se pare el tiempo a tu alrededor. O eso es lo que me pasó a mí. Una despedida de soltera inolvidable, porque además nos juntamos amigas del Instituto a las que hacía muchos años que no veía. Eso sí, cuando mi novio, hoy ya marido, me pregunta por mi viaje a Ibiza, pues ya sabes lo que le respondo: “Querido, lo que pasa en Ibiza, se queda en Ibiza”.