La educación no nos preocupa

Una noticia publicada ayer por El Mundo aseguraba que los españoles dicen que les preocupa la educación… pero mienten. La educación, como la sanidad, forma parte de esas cuestiones que se consideran esenciales para la sociedad. Sin embargo, a pesar de ello, de las advertencias de los indicadores internacionales, de las alarmas sobre la calidad de la enseñanza más allá de los discursos catastrofistas, las estadísticas muestran que, más bien, o no interesa o no preocupa.

Según los resultados del Barómetro del CIS, por delante de la educación nos preocupa el paro, la corrupción, la economía, la clase política, la sanidad y los problemas de índole social. Según algunos profesionales de la educación, en época de crisis, las prioridades de las familias cambian y se concentran en llegar a fin de mes.

Ahora mismo, en España, se mantiene un sistema con diferencias autonómicas que, en conjunto, los informes internacionales definen como “mediocre” y ante el que ningún gobierno ha reaccionado. No hay acuse de recibo de la situación y, aunque de modo ritual se invoca un pacto “España sigue pendiente de un auténtico debate educativo sobre el enfoque de las enseñanzas”, asegura el profesor de Sociología de la Universidad de Navarra Alejandro Navas.

Deficiencias y malas decisiones

Pero es que nuestro sistema tiene deficiencias incluso en los libros de texto, unos libros que, obviamente, siguen las directrices de un sistema que no funciona. Así, mientras que Ediciones Aljibe comercializa estos libros de educación dignos de ser estudiados en diversas áreas, el sistema opta por libros sistematizados que no aportan nada al estudiante, niño o adulto, y mucho menos al educador o psicopedagogo. Por eso, en mi opinión, es tan importante seguir nuestra propia educación por cuenta propia, sobrepasando los mínimos que nos obligan a tener y fomentando una mentalidad abierta a nuevas experiencias.

Y esto pasa en todo, incluso en las nuevas leyes de educación que, supuestamente, deberían ser mejores, renovadas y más adaptadas a los sistemas europeos. El ejemplo perfecto lo tenemos en el tema de la revalida. Primero decían unas cosas, luego dijeron otras y ahora la noticia es que Educación ha decidido que sólo parte de los estudiantes harán la revalida de 6º de primaria en Castilla y León. Y yo me pregunto ¿en base a qué? ¿Quién decide qué niños han de pasarla y quienes no? Es ridículo y las conclusiones que obtengan no serán realistas.

La Consejería de Educación de esa comunidad ha decidido que esta prueba, que no tendrá ningún valor académico, será una muestra, un ejemplo para todo el alumnado. En base a esta decisión, el sindicato STECyL volvió a criticar ayer la forma de actuar de consejero de Educación, quien “sin consultar a la Mesa Sectorial”, decidió enviar carta a los centros educativos el pasado mes de enero.

Los representantes de los trabajadores del sector educativo se han mostrado en diversas ocasiones en contra de esta evaluación contemplada en la LOMCE. Y es que, a su juicio, no servirá para mejorar el sistema, supone un estrés innecesario para el alumnado y problemas de organización para los centros.

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