Ahora que ya están finalizando las vacaciones de verano toca volver al trabajo, y esto es un duro golpe para aquellos que disfrutan de unas vacaciones de ensueño. No hace falta irse muy lejos para encontrar lugares mágicos y preciosos en los que disfrutar del buen tiempo, de la gastronomía, y de las actividades.
Los españoles no valoramos suficiente las ciudades de costa que tenemos a nuestro alrededor. Para aquellos que vivimos en Madrid, la costa nos parece como el paraíso, ya que disfrutar del calor y de la playa es algo que no puede hacerse aquí. Pero porqué nos empeñamos en irnos a otros países cuándo no hemos visitado lo que tenemos en nuestro país.
Esta es una idea que siempre he tenido en la cabeza, ya que cuando en los programas de televisión sacan las ciudades de costa en todo su esplendor, siempre me lo apunto en una libreta para buscarlo en Internet, y ver cuándo es la mejor época para viajar. Aunque tampoco me malentendáis, también me encanta viajar a otros países, pero so y de esas personas que piensan que la diversidad de España contenta a cualquiera.
Tras unos meses decidiendo dónde nos íbamos a ir de vacaciones este año, decidimos elegir Denia, una ciudad en la provincia de Alicante que está a apenas 4 horas de Madrid. Es famosa porque dispone de los dos paisajes preferidos de la gente, la playa y la montaña. Dado que mi esposa adora la playa, y a mí la arena no me acaba de convencer, decidimos elegir esta ciudad, y tenemos que decir que acertamos.
La diversidad de Denia es su mejor baza
Decidimos hospedarnos en un hotel, ya que queríamos disfrutar de la gastronomía del mediterráneo, que es famosa por sus arroces y pescados. El plan para estas vacaciones era simple, descansar y ver los monumentos y puntos más característicos de Denia, que hay que de decir que no son pocos.
En primer lugar, tenemos el Castillo de Denia, el Castillo te permite imaginar cómo era la vida cuándo estas fortalezas eran utilizadas. Y además cuando terminas de subir, puedes disfrutar de unas vistas impresionantes al puerto y a la ciudad. Este es uno de los puntos característicos de la ciudad, donde es imprescindible hacerse una foto con las vistas.
Denia dispone de muchas playas preciosas, y aunque no te gusten mucho, es imprescindible pasar uno o varios días disfrutando del sol y de las aguas claras del Mediterráneo. Un punto de obligada visita es la Reserva Natural del Cabo de San Antonio, una Reserva Natural que ocupa 900 hectáreas, y en cuyos fondos se puede bucear para encontrar una gran variedad de flora y fauna marina.
Pero si no te gusta la playa también puedes ir a la montaña, ya que queda muy cerca el Montgó, una montaña que está detrás de la ciudad, y que se eleva hasta los 753 metros de altura. El Montgó fue declarado Parque Natural en 1987, y es conocido porque existen más de 650 especies de flora.
Cuando te enamoras de un sitio, y decides volver
Tanto mi mujer como yo quedamos enamorados de Denia, sus paisajes son dignos de portada de revista, su gente es muy amable y todo lo que ofrece te deja con las ganas de volver. Nosotros hemos decidido volver a Denia, ya que en la semana de vacaciones que estuvimos no pudimos realizar todas las actividades que Denia ofrece.
Por eso hemos decidido volver, pero no de cualquier manera. Hemos decidido comprar una casa en Denia, para bajar los fines de semana y puentes que tengamos libres. Porque además, alrededor de Denia hay muchos pueblos que visitar, y está a medio camino de Alicante y Valencia. Gracias a Inmoden, una inmobiliaria de Denia fundada en 1985, y que apuesta por la satisfacción de los clientes.
En conclusión, Denia es una de esas ciudades a las que hay que ir en vacaciones, aunque avisamos del riesgo de enamorarte de esta bella ciudad.