España ha sido, es y será uno de los mayores productores vinícolas del mundo. En lo que ha viñedos se refiere ha ocupado el primer puesto del ranking durante años, seguido de China. Aunque a nadie le suene un vino con D.O. de Pekín. Que haberlo, habralo, pero hasta aquí, no ha llegado de momento.
Si España ocupa ese lugar y es uno de los mayores exportadores de vino del mundo, por algo será. Cuenta en su haber don cerca de un centenar de Denominaciones de Origen en lo que a vino se refiere. ¿Quién no conoce un Ribera del Duero? O un Rioja.
Los vinos españoles han encabezado las listas de los más vendidos en numerosas ocasiones. Disputándose el podio con Italia o Francia, otras de las regiones vinícolas más renombradas.
Exportaciones o menciones a parte, los vinos de la tierra siempre tienen algo que aportar. Desde la tierra en la que se cultiva la vid hasta que llega a la mesa y se sirve en una copa.
Los expertos en uvas de PlantVid, nos han dado un paseo por los distintos tipos de uva que podemos encontrar. Normalmente a los vinos se les denomina por el tipo de uva que se utiliza en la elaboración y el lugar donde se elabora.
A todos nos suena el Rueda Verdejo, por ejemplo o Sauvignon Blanc o Cabernet Sauvignon. Dentro de la Denominación de Origen de un vino, podemos encontrar que se elabora con una o dos variedades de uva. El mundo del vino es de una extrema complejidad.
Con Denominación de Origen
Las D.O. se otorgan en relación a la zona donde se elaboran los vinos (o el producto en cuestión). Según los criterios concretos de cada D.O. las encontramos relacionadas directamente con una Comunidad Autónoma, caso de Madrid o La Rioja; o con un territorio concreto como la ya citada Rueda o Toro.
Independientemente de cual sea la D.O. las características y requisitos que debe reunir un vino son muy concretas y específicas de cada una. Todas están reguladas mediante leyes, decretos, reglamentos y disposiciones que otorgan la categoría D.O. Es decir no vale cualquier uva para hacer un Rioja, ni se puede elaborar un Albariño con uvas Airén.
Para que un vino consiga su D.O. deberá cumplir con todas y cada una de las condiciones de elaboración correspondientes a su denominación. Los estrictos controles que deben seguir se dirigen a obtener un producto de calidad óptima. En relación a los estándares que deben seguir.
Este hecho, logra que si te gusta un vino concreto, es por sus particularidades concretas. Las propiedades organolépticas, los matices… todo está en la D.O. por tanto si eres devoto del Rueda Verdejo, generalmente todos te ofrecerán algo parecido. Sobra decir que los hay mejores y peores obviamente.
No obstante, las D.O. son sinónimos de un mínimo de calidad y garantía.
Las mejores D.O. del vino español
Sin duda, las listas siempre las copan los vinos tintos. Ribera del Duero, Rioja o Toro, suelen tener varios candidatos en las listas de los mejores de cada año.
Entre Ribera y Rioja siempre existe una ligera disputa. Se trata de vinos muy similares. No es de extrañar que sean de los más consumidos tanto fuera como dentro del territorio español.
¿Cómo podemos diferenciar uno de otro? Partiendo ambos de la misma variedad de uva, tempranillo, cada uno tiene sus particularidades. La antigüedad de la D.O. de La Rioja es mayor que la de Ribera. Aunque este dato puede resultar irrelevante.
Más importancia tiene la geografía de cada una. Mientras que La Rioja cuenta con una gran variedad orográfica que va desde llanos hasta riscos; Ribera se corresponde con un valle compuesto por zonas altas, campiñas y zonas bajas.
El lugar donde crecen las vides, el tipo de terreno y la climatología, aportan a cada cultivo las características propias de su vino. Siendo la misma uva, creciendo en dos ambientes tan diferentes, varían sus propiedades y la calidad del vino que se produce.
Así el clima el clima templado, los aires húmedos y cálidos que llegan desde la costa del Mediterráneo, permiten que la uva madure adquiriendo una extensa variedad de matices.
En tanto que la zona de la ribera del Duero, con un clima más severo y contrastado de inviernos fríos y veranos cálidos producen una uva de corta maduración. Con ello se obtienen vinos más potentes que permiten su crianza en barricas.
Para el coupage o la mezcla de la uva que dará como resultado un excelente vino, cada D.O. utiliza las variedades que mejor van con su carácter. A saber, en el Rioja, Garnacha Tinta, Mazuelo o Cariñena y Graciano. Para el Ribera sus mejores compañeras son Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec.
Estos son dos de los vinos con más nombre. Los que más se venden y consumen y todos conocemos aunque solo sea de oídas. La lista es muy larga. Solo en D.O. podemos contar con noventa y seis. Noventa y seis vinos con nombre y prestigio.
Cada uno con sus propias raíces, sus propias uvas, que aun siendo de la misma variedad, no ofrece lo mismo en una ciudad que en otra. Las condiciones en las que se cultiva la vid, su ambiente, su altitud, la humedad etc. influyen directamente en el resultado final del vino.
Los terrenos arcillosos darán a la uva unas propiedades, los más pedregosos o agrestes, otras. Las añadas pueden variar enormemente según las condiciones meteorológicas y los resultados de un año a otro, pueden ser muy diferentes.
Desde que se cultiva la vid, hasta que el vino llega a la mesa, tienen que suceder muchas cosas. La elaboración del vino es un proceso ceremonioso, con unas etapas muy definidas y unos tiempos concretos para obtener el resultado deseado.
Vendimiar, despalillar, estrujar, macerar y fermentar, prensar, volver a fermentar, crianza, trasiego, clarificación y por último, embotellado.
Estos son los numerosos pasos que hay que dar, una vez la vid ha sido cultivada y la uva ha madurado, antes de que el caldo, llegue a la mesa.