Lugares cercanos a Alicante para descubrir.

Santa Pola

Alicante es la segunda ciudad más grande de la Comunidad Valenciana. Una ciudad conocida por la temperatura agradable que tiene durante todo el año, por sus fiestas (las fogueras) y por su cercanía al mar. Cerca de Alicante tienes también lugares encantadores que descubrir. Te presentamos algunos de ellos y te explicamos cómo llegar en transporte público desde la capital.

He visitado muchas veces Alicante. Tengo un hermano que lleva 20 años viviendo y trabajando allí. Lo cierto es que el mercado central, la rambla y el paseo marítimo tienen un aire encantador que nos evoca los principios del siglo XX.

Muchas veces he pensado que si al rey Alfonso XIII le gustaba veranear en la playa de la Concha de San Sebastián, parte de la corte y de la sociedad más influyente de aquella época lo hacía en Alicante. Y es que la ciudad de Alicante tiene ese aire señorial y de destino exclusivo de vacaciones.

En la provincia hay lugares emblemáticos para visitar. Como Elche, con su majestuoso palmeral, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. O como Benidorm, emblema del turismo de masas. Con los hoteles rascacielos más altos del país.

Pero para encontrar rincones con encanto, no tienes que desplazarte mucho. Tienes otros lugares no menos bonitos que puedes visitar si te alojas en Alicante. Sin necesidad de coger el coche. Llegando hasta ellos en transporte público. Te comento tres de ellos.

Santa Pola.

Santa Pola es una ciudad costera situada a solo 24 kilómetros al sur de la ciudad de Alicante. Dispone de 13 kilómetros de magníficas playas, pero desde luego, el atractivo más interesante de la ciudad, desde mi punto de vista, es su Castillo Fortaleza. Una fortaleza defensiva construida en el siglo XV, de estilo renacentista y que es uno de los edificios de este tipo y  época mejor conservados del país.

La fortaleza fue construida por encargo del Virrey de Valencia y del señor de Elche, Bernardino Cárdenas, para proteger la ciudad de los continuos ataques que sufrían por parte de los piratas. En especial del pirata Barbarroja, quien intentó tomar Santa Pola en varias ocasiones.

El castillo-fortaleza tiene una planta cuadrada con cuatro torreones o baluartes ubicados en las cuatro esquinas. Todo el edificio está construido en piedra, con el sistema de sillería, piedra labrada por los cuatro costados formando ladrillos.

Los muros son gruesos, y la muralla por la parte exterior parece ciega, sin apertura alguna. Solo con una entrada al sudoeste del recinto mediante una puerta con arco de medio punto y una campana encima que servía para avisar a los lugareños de los posibles peligros.

En cambio, en el interior del recinto, se dibuja un gran patio de armas cuadrado, con múltiples entradas y ventanas que dan lugar a una zona construida en tres alturas donde vivían los soldados y donde estaban situadas las instalaciones militares.

Toda esta zona se utiliza actualmente como complejo cultural. En ella se programan diversas exposiciones y alberga el museo del mar, el museo de la pesca y la ermita de la Virgen de Loreto.

Además del castillo – fortaleza, toda la costa de Santa Pola está salpicada de torres vigías. Siendo la más popular de ellas la Torre del Tamarit, una torre cuadrada de piedra que hoy se encuentra semi-sumergida bajo las aguas de la salina.

Aunque recibe bastante turismo, Santa Pola es un pueblo tradicionalmente pesquero. Como se puede apreciar si paseas por las inmediaciones del mercado de abastos. Donde aparte de ver abundante pescado fresco, te sorprenderán los Robalos secados, las huevas en salazón y la ventresca.

Otro de los atractivos de Santa Pola es su riqueza gastronómica. Si quieres comer el mejor arroz a banda del Mediterráneo, pídetelo en cualquiera de los restaurantes de la ciudad. El arroz a banda es un plato marinero elaborado por los pescadores con caldo de pescado que se va volcando poco a poco sobre el caldero, para hacer que el arroz vaya soltando el almidón y quede con una textura melosa.

Para ir de Alicante a Santa Pola tienes un autobús interurbano que sale cada hora desde la estación de autobuses de cualquiera de las dos ciudades. A pesar de su corta distancia, el recorrido lo efectúa en 40 minutos. Por lo que los habitantes del lugar nos recomiendan desplazarnos con los taxis de Polataxi, la asociación de taxistas de Santa Pola, que además de hacer este trayecto en mucho menos tiempo, pueden llevarte al aeropuerto o a cualquier localidad cercana a la ciudad de Alicante.

El Campello.      

El Campello es un encantador pueblo costero situado a 18 kilómetros de la ciudad de Alicante, entre la playa de San Juan y las costas de Villajoyosa.

Este pueblo dispone de 27 kilómetros de costas divididos en 17 calas y playas rodeadas de vegetación mediterránea de cañizos y matorrales. Pero además de sus magníficas playas, el lugar tiene rincones dignos de ser explorados. El blog de viajes Viajando por el Mundo Mundial hace un curioso recorrido por la ciudad. Estos son, desde mi punto de vista, los lugares más interesantes para visitar:

  • La Illeta del Banyets. También conocida como la Illeta de la Reina, este lugar es una pequeña península que partiendo de la costa se adentra en el mar. Alberga uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes del Mediterráneo, ya que en su superficie encontraron restos de los íberos y los romanos. Frente a la illeta se extiende una gran piscifactoría y según los aficionados, es un lugar espléndido para practicar el snorkel, el buceo a pleno pulmón.
  • La torre de la Illeta. Situada al lado de la Illeta del Banyet se encuentra esta torre vigía del siglo XVI que es el emblema del municipio. Uno de tantos puestos de vigilancia ubicados en el litoral mediterráneo, que en este caso tiene forma cilíndrica con una azotea circular ligeramente más ancha que la torre y que le da una apariencia de corona.
  • El voramar de las esculturas. A los pies de la torre, bordeando el litoral, encontramos un paseo salpicado de esculturas de bronce realizadas por el escultor Vicente Ferrero, cuyo tema central es la mujer. Esculturas contemporáneas que no pueden esconder su inspiración en el arte clásico griego.
  • La iglesia Santa Teresa. Si quieres ver otro monumento diferente a lo que sueles encontrar en cualquier destino costero, no te puedes perder esta iglesia situada en el centro del pueblo, levantada en el siglo XIX con un marcado aire colonial.

Los restaurantes de El Campello también son dignos de visitar. Este pueblo es uno de los lugares predilectos por los alicantinos para disfrutar de una zarzuela de marisco y pescado o de una mariscada a la plancha.

La mejor forma de llegar de Alicante a El Campello es coger los Ferrocarriles de la Generalitat que salen desde la playa de El Postiguet. En unas pocas paradas te plantas en este pueblo.

La Isla de Tabarca.

Frente a la costa de Alicante y de Santa Pola tienes esta pequeña isla de poco más de un kilómetro cuadrado en el que actualmente viven 60 personas, pero que alberga, como nos dice el relato “Tabarca: la isla de los nombres perdidos” del escritor Enrique Cerdán Tato, publicada en la web de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes una historia apasionante.

La isla ya la conocían los romanos, y la llamaban la isla plana. Durante siglos fue habitada por los piratas más temidos del Mediterráneo como Barbarroja y el pirata Dragut, desde donde planificaban sus asaltos a la costa.

A cambio de su libertad, el pirata Dragut cedió la isla a la soberanía de la República de Génova, comprometiéndose a aumentar su población y a convertirla en un puesto franco, donde se vendían mercancías exentas del pago de impuestos. Hasta la isla llegaron más de 300 italianos colonos.

En 1741, Tabarca cae bajo dominio Turco y  a su población la convierten en esclavos. Poco tiempo después, durante la guerra turco-argelina, Tabarca se convierte en posesión de Argelia. Los tabarquinos pasan a ser prisioneros repartidos entre las cárceles de Túnez y Argel. Todo esto resulta preocupante para la corona española. Ya que todas estas disputas se producían a escasos kilómetros de la costa de Alicante.

Finalmente, en 1761, el Conde de Aranda toma posesión de la isla en nombre del reino de España y construye las primeras fortificaciones para protegerla, repoblando el lugar con colonos procedentes de Orihuela.

Hoy la pequeña isla de Tabarca es un rincón fabuloso para pasar una agradable jornada de verano o primavera, pasear por su pequeño pueblo de calles sin asfaltar, andar por sus bajos cerros y comer un sabroso arroz con bogavante en uno de los restaurantes que hay junto al atracadero.

Para llegar a Tabarca tienes que coger uno de los pequeños ferris que salen desde el puerto de Alicante o del de Santa Pola y que hacen el trayecto entre media hora y una hora.

Las proximidades de Alicante tienen varios rincones curiosos que descubrir. Si te alojas en la ciudad no dudes en visitarlos.

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