Mi familia es un poco extraña y mientras que algunos somos más simples que el mecanismo de un chupete otros se creen descencientes de una estirpe noble con genes de sangre azul, o algo similar. Por eso, a pesar de que todos nos llevamos muy bien (aparentemente), tenemos más diferencias que un heavy y un amante de la música clásica.
Por esa misma razón, mi prima Silvia y yo siempre hemos estado un poco alejadas. Nos tenemos cariño, nos llevamos bien en bodas, bautizos, comuniones y quedadas familiares, pero el resto del año cada una por su lado y con sus amigos propios, no vaya a ser que a ella se le pegue eso de ir de cañas por antros y garitos o yo acabe pagando un dineral por comer de menú en uno de sus restaurantes selectos. Pero aún sabiendo cómo es y de qué pie cojea, jamás me habría imaginado que alucinaría tanto con ella como me ocurrió la semana pasada durante la quedada navideña anual.
Sabía, por mi madre, que Silvia tenía un nuevo perrito en casa (se ha independizado) llamado Sparkle, un chihuahua un poco feo para mi gusto pero que debe ser precioso a ojos de ella puesto que tiene el Facebook inundado de fotos del animalillo, y es lógico que lo quiera con locura (yo a mi perro lo adoro, aunque sea un chuchillo impertinente) porque esos amiguitos peludos se hacen querer. Ahora bien, eso es una cosa y otra muy diferente es lo que vi. Silvia apareció en la comida familiar con el perro en un bolso, llevando los dos la misma camiseta, un regalo que les hizo su padre a ambos. La de Silvia, de camisetasypolospersonalizados.com, decía “no sin mi perro”, y la del chucho, una camiseta de mydogbcn.com, decía “no sin mi humano”. Ideales, alucinantes y un poco espeluznantes para mi gusto.
Pero por lo que he podido leer esto no es cosa de unos cuantos sino que es tendencia en algunos círculos sociales. El diseño de prendas de vestir exactas para perros y humanos revoluciona la industria de la moda con sacos deportivos con cremallera, chubasqueros y demás sudaderas con textos divertidos similares a las camisetas de mi prima.
Lógicamente ni My Dog BCN ni Textinity (los de camisetasypolospersonalizados.com) son culpables de esta tendencia, y que mi tío haya recurrido a ellos para hacer ese regalito solo demuestra que son capaces de hacer todo lo que se les demande. Digo esto porque quiero dejar claro que no me estoy metiendo con los profesionales, sino con el “discutible” buen gusto de mi prima y de su padre.
A ella, por supuesto, no le dije nada, y cuando digo “Nada” me refiero a “Nada”, lo que significa que tampoco fui una falsa como mi madre que nada más llegar le dijo “¡Ay qué monada! ¡Y qué graciosos los dos!”…. Yo no, yo me limité a no entrar en ese tema para no tener que mentir o que decirle la verdad: “Creo que estás como un cencerro”. Lo que me temo es que dentro de cuatro meses, en la boda de mi hermana, decida llevar al perro ataviado con un vestido de noche similar al que ella lleve…. Si eso ocurre espero sinceramente que le prohíban la entrada aunque, nunca se sabe.