Si llevas tiempo queriendo probar algo distinto, algo que te saque de la rutina sin tener que hacer locuras, esto es para ti. No necesitas ser escalador, ni tener un buen físico: solo tienes que estar dispuesto a moverte, sudar un poco y dejarte impresionar.
La Vía Ferrata Vetano del Diablo no es famosa, ni sale en todas las guías, y eso es parte de su encanto. Está bien montada, es segura, y te da esa mezcla de reto y disfrute que buscas cuando quieres desconectar de verdad.
Si alguna vez has dicho “esto me gustaría probarlo”, este es el momento.
¿Dónde está exactamente la Vía Ferrata Vetano del Diablo?
La Vía Ferrata Vetano del Diablo se encuentra en Cuenca, concretamente en el entorno del embalse de Santa Teresa, entre los términos de Guijo de Ávila y Salvatierra de Tormes. Si vienes desde Salamanca capital, está a algo menos de una hora de coche. No está en un sitio muy turístico, y eso la hace todavía más interesante. No hay colas ni masificaciones, lo que hay es naturaleza, silencio y una ruta bien preparada para que vivas una experiencia diferente.
El acceso está bien señalizado. Desde el aparcamiento hasta el inicio de la vía hay una pequeña caminata, fácil y corta, que te sirve para ir calentando piernas y cabeza. También hay zonas para descansar antes y después de hacerla, por si vas con niños o con personas que prefieren quedarse abajo.
¿Qué es exactamente una vía ferrata?
Antes de seguir, por si no lo tienes muy claro, una vía ferrata es una ruta equipada en la montaña con cables, peldaños, grapas de hierro y otros elementos fijos que te permiten avanzar por zonas que, sin esa ayuda, serían inaccesibles o bastante peligrosas. Se usan arneses, disipadores, mosquetones y casco. No es escalada libre, pero se parece en lo emocionante. Tampoco es senderismo clásico, pero puedes hacerla sin ser escalador.
Lo bueno de las vías ferratas es que hay para todos los niveles. Y esta en concreto está pensada para gente que quiere iniciarse, aunque tiene un tramo algo más exigente al final. Por eso se considera de nivel medio: no es recomendable hacerla con vértigo severo, pero si lo que tienes es respeto, no miedo, puedes animarte sin problema.
¿Cómo es la ruta?
Tabei, una empresa de viajes, trekking y aventura que organiza rutas por allí, nos explica que la Vía Ferrata Vetano del Diablo está dividida en dos tramos.
El primero es más accesible, con un recorrido horizontal que se adapta muy bien a quienes nunca han hecho una vía. Tiene pasarelas, grapas, puentes y tramos donde solo necesitas caminar con cuidado. En este tramo se disfruta mucho porque puedes mirar el paisaje sin estar constantemente pensando en el siguiente paso.
El segundo tramo, que es opcional, tiene más verticalidad. No es que sea imposible ni mucho menos, pero aquí ya necesitas usar brazos y estar un poco más concentrado. Hay una chimenea metálica, un par de pasos aéreos y zonas donde tendrás que estirarte bien. No da miedo, pero sí que impone. Si ves que no lo tienes claro, puedes hacer solo la primera parte y bajar sin complicarte.
En total, la vía se hace en unas dos horas, aunque depende del ritmo y de cuánta gente haya. Si vas en grupo o paras mucho a hacer fotos, igual se alarga algo más. El regreso se hace por un sendero señalizado que baja por el otro lado del risco, sin complicaciones técnicas.
¿Qué necesitas llevar?
No hace falta una mochila enorme ni un equipo profesional, pero hay cosas que son imprescindibles. Te dejo una lista muy clara para que no te falte nada:
- Arnés homologado para vía ferrata.
- Disipador de energía con mosquetones tipo K.
- Casco de escalada.
- Guantes finos (opcionales, pero recomendables para proteger las manos).
- Calzado con buena suela, tipo zapatilla de trekking o bota ligera.
- Agua, sobre todo en meses de calor.
- Algo de comida o una barrita energética.
- Ropa cómoda y transpirable.
También es muy recomendable llevar una mochila pequeña con lo justo. No cargues más de la cuenta porque los tramos verticales se hacen más incómodos con peso extra. Si hace calor, lleva gorra y protector solar. Y si hay previsión de lluvia, mejor no hacerla ese día. Las vías ferratas con humedad pueden ser peligrosas.
¿Quién puede hacerla?
Esta vía está pensada para mayores de 12 años que estén en buena forma física y no tengan problemas graves de movilidad. Si vas con adolescentes, es buena idea que tengan algo de experiencia en montaña, aunque sea poca. Y, sobre todo, que tengan ganas. Porque, al final, la motivación hace mucho.
No es recomendable para personas con vértigo fuerte, lesiones recientes o embarazadas. Tampoco para quienes no estén dispuestos a seguir normas básicas de seguridad. Pero, si cumples lo básico, puedes disfrutarla sin problema, incluso si nunca has hecho una vía ferrata.
Hay empresas que ofrecen guías y alquiler de equipo, y algunas también hacen salidas organizadas con grupos pequeños. Si vas por primera vez, puede ser buena idea ir acompañado de alguien que conozca el recorrido. Y si no, al menos asegúrate de informarte bien antes de empezar.
¿Qué pasa con el clima?
Esta vía se puede hacer durante casi todo el año, pero los mejores meses son de abril a junio y de septiembre a noviembre. En verano, el calor puede ser bastante fuerte, sobre todo en las horas centrales del día. No hay mucha sombra, así que, si vas en julio o agosto, sal temprano y lleva agua de sobra.
En invierno, si ha llovido o hay hielo, no es recomendable hacerla: el metal puede estar resbaladizo y el terreno de acceso también. Si dudas, pregunta a gente que haya ido recientemente o consulta en empresas de aventura de la zona. A veces se suspende el acceso por mantenimiento o por seguridad.
Ten en cuenta el viento. Si sopla fuerte, los tramos más expuestos pueden ser incómodos. Es raro que sea un problema grave, pero mejor revisar la previsión antes de salir de casa.
Consejos si es tu primera vía ferrata
Si nunca has hecho una vía ferrata, esta es una muy buena forma de empezar, pero hay algunos detalles que te ayudarán a disfrutar más la experiencia:
- No tengas prisa. Es mejor ir lento pero seguro. Mira bien dónde colocas los pies y los mosquetones.
- Aprende a usar el equipo antes. Aunque parezca sencillo, no está de más practicar el cambio de mosquetón en casa o en un lugar seguro.
- Hidrátate y come antes de empezar. La vía no es larga, pero conviene tener energía.
- Haz caso a las señales. Todo está bien indicado, y no hay que improvisar.
- Escucha a tu cuerpo. Si ves que estás cansado o que algo no va bien, es mejor parar.
- Disfruta. No estás en una competición ni en una carrera. Haz fotos, respira y mira el paisaje.
La experiencia desde dentro
Cuando haces esta vía ferrata, hay un momento en el que te das cuenta de lo especial que es. No tiene que ver solo con la dificultad, sino con lo que transmite. Estás en un entorno natural, con vistas al embalse, con buitres volando por encima y sin apenas ruidos. Solo tú, los compañeros con los que vayas y el sonido del metal al enganchar los mosquetones.
Hay una parte muy buena en el tramo final, en la que pasas por una especie de paso aéreo con vistas abiertas. No es demasiado largo, pero impresiona. Te sientes muy expuesto, y eso es parte del encanto. No hay sensación de peligro real, pero sí esa emoción de estar haciendo algo distinto. Cuando terminas y bajas por el sendero de regreso, te queda esa mezcla de cansancio y satisfacción que solo dan las rutas bien pensadas.
¿Merece la pena?
Sí, sin duda. Si buscas una vía ferrata que sea accesible, con buenos paisajes, bien equipada y sin aglomeraciones, esta es una opción perfecta. No te exige demasiado, pero tampoco es un paseo, y eso la hace especial.
Además, es una de esas rutas que puedes repetir. La primera vez puede que vayas con algo de tensión, pero la segunda ya sabes lo que hay y la disfrutas más aún. Cada paso se hace más natural, más fluido. Incluso puedes animarte a hacer el tramo más difícil si no lo hiciste al principio.
Cuando vuelves a casa
Después de hacer la Vía Ferrata Vetano del Diablo, la sensación que te queda no es solo la de haber hecho ejercicio o de haber pasado un buen rato: es satisfacción de haber probado algo nuevo, de haberte superado un poco sin pasarlo mal. No hace falta ser escalador ni tener una forma física increíble. Solo tienes que querer salir, probar y dejarte llevar.
Es una ruta que engancha, te lo dice alguien que ha vuelto varias veces y que siempre encuentra una excusa para volver. Porque cuando descubres un sitio así, no lo olvidas. Y aunque el nombre suene un poco exagerado, lo cierto es que tiene su punto de aventura, sin pasarse de la raya.
Si te animas, prepárate bien, ve con cabeza y disfruta. Porque la Vía Ferrata Vetano del Diablo está ahí, esperando a que la recorras. Y cuando lo hagas, seguro que no será la última.