Tips para evitar la falta de liquidez.

Evita la falta de liquidez

La falta de liquidez es un fantasma que nos ronda a menudo a profesionales, freelance y emprendedoras. Te doy algunos consejos que a mí me han funcionado y que pueden evitarte algunos quebraderos de cabeza.

Sé que esta es una revista femenina orientada al “Lifestyle”, pero también me consta que entre nuestras lectoras hay muchas profesionales y autónomas. Por lo que he considerado que este contenido puede resultarles interesante.

Para empezar, hay que aclarar que la falta de liquidez no es sinónimo de que un negocio funcione mal. Es una contradicción que está ahí. La liquidez son los recursos que tienes disponibles, de manera inmediata, para hacer frente a los gastos habituales y a los imprevistos.

Es frecuente, sobre todo en los servicios B2B, servicios para empresas, que tengas la agenda plagada de encargos, pero que en un momento dado se te haga cuesta arriba pagar a los proveedores. O hacer el pago trimestral a Hacienda. ¿Qué te voy a contar de eso que tú no sepas?

El trabajo que está haciendo lo vas a cobrar. En muchos casos no te lo pagarán hasta que lo entregues. Otras veces en la propia factura te obligan a indicar que lo ingresarán en cuenta entre 15 y 30 días después de la emisión del documento. Las administraciones públicas, que todos sabemos que son un cliente fiable, pagan a 30, 60 o 90 días.

Hasta entonces, ¿cómo mantienes los gastos del negocio? Nadie te había contado esto cuando te hiciste autónoma, ¿verdad? Estás de trabajo hasta arriba, pero la cuenta corriente de la empresa está rondando los mínimos. Esa cantidad que tú te fijaste como límite para tener un colchón que no te desestabilizara.

Este es un problema frecuente en las Pymes. No es que estés gestionando mal tu negocio. El fantasma de la falta de liquidez está ahí, para meternos miedo en el cuerpo. Te doy algunos consejos para que no te coja desprevenida.

El anticipo de facturas.

El anticipo de facturas es un servicio que ofrecen algunas financieras y que te permite cobrar el importe de tus propias facturas antes de su vencimiento. La cobras antes de que tu cliente las pague.

Los gestores de Workcapital, una empresa española especializada en buscar vías de financiación alternativas para pequeñas y medianas empresas, señalan que el anticipo de facturas es un recurso cada vez más utilizado por los emprendedores.

No supone contraer ningún compromiso financiero. No es un préstamo. Sencillamente, estás anticipando el cobro de tus servicios.

Este método funciona de forma que tú le endosas la factura a una financiera y esta te adelanta el importe, menos una comisión por gastos de gestión. Cuando llegue el vencimiento, será la financiera quien le cobre al cliente.

Con el anticipo de factura pierdes una pequeña cantidad de dinero, pero te evitas tener que estar detrás del cliente para asegurar el pago y, sobre todo, dispones de liquidez inmediata para hacer frente a los gastos.

Hasta la crisis del 2008, la mayoría de las empresas funcionaban con las líneas de crédito de los bancos. Sucedía, sobre todo, en las actividades relacionadas con la construcción. Las constructoras y las empresas auxiliares sabían que cobrarían el trabajo cuando terminaran la obra o cuando vendieran los pisos, si además eran promotoras.

Hasta que llegara ese momento, pagaban las nóminas, los impuestos, y los suministros con el crédito del banco. Cuando los bancos cerraron el grifo, muchas empresas se fueron a pique.

Este es un sistema diferente. No dependes de ninguna financiación externa. Obtienes liquidez con tus propios recursos.

Cobra un anticipo.

Cobrar una señal, que puede ser entre el 30 y el 50% de la factura, previene la morosidad y te permite disponer de recursos inmediatos.

En los negocios hay diferentes formas de cobrar. Sobre todo si trabajas con encargos. Hay quien cobra el encargo por adelantado, quien lo cobra con la entrega y quien recoge una paga y señal que se descuenta del pago final.

La idea me la dio la señora de la tienda de arreglos de ropa a la que le llevo las faldas y los pantalones para que me coja los bajos. La costurera me cobra el 50% por adelantado. Me dijo que lo hace así para tener dinero con el que comprar los materiales. Sé que eso no es verdad. Tiene el taller lleno de carretes de hilo y de retales de tela por todas partes, pero me hizo gracia la respuesta.

Una amiga, que recientemente pintó su casa, el pintor le pidió una señal por adelantado. Le dio la misma explicación que a mí me dio la costurera. “Es para comprar la pintura” – le dijo. En el caso de mi amiga no había riesgo de que la clienta se fuera sin pagar. Ella y su pareja estuvieron viviendo en la casa mientras el pintor pintaba.

Si había que tener precaución con alguien era con el pintor, no con ellos. Ya que el profesional trabajaba en la casa mientras mi amiga y su pareja estaban en el trabajo.

Cobrar una señal está bastante extendido en los trabajos de toda la vida. Entonces, ¿por qué no lo vamos a hacer nosotras que prestamos servicios digitales a distancia?

Nosotras también tenemos nuestros gastos: el ADSL, la luz, el alquiler de la oficina. Muchas veces no adoptamos este sistema de cobro porque pensamos que vamos a perder encargos, pero no es así. Se trata de educar al cliente. Tú pones las condiciones de tus servicios.

Controla los gastos.     

Controlar los gastos es clave para asegurar la viabilidad de cualquier negocio. Asumimos, con frecuencia, más gastos de lo necesario con la intención de trabajar más cómodas y de prestar un mejor servicio al cliente. Aquí estamos confundidas. Lo que mayor valor aporta a un producto o servicio es el trabajo humano invertido. Y más en los tiempos que corren, donde impera la automatización y la mecanización.

El blog del Banco Santander nos ofrece algunas sugerencias para controlar el gasto en los negocios. Estas son las más destacadas:

  • Planifica las finanzas de tu empresa. La planificación es fundamental para no andar a ciegas. Para anticiparse a los posibles escenarios. Igual que hacemos un estudio de viabilidad cuando creamos la empresa y queremos pedir financiación a un banco, es recomendable hacerlo en cada ejercicio. Calcular los ingresos y gastos, y prever las inversiones para ver cómo vamos a afrontarlas y amortizarlas. Al mismo tiempo, debemos llevar un registro detallado de los movimientos financieros para ajustar la marcha de la empresa.
  • Reducir gastos fijos y superfluos. Necesitamos revisar nuestros gastos. Ver cómo podemos ahorrar dinero cambiando de proveedor (ADSL, telefonía, electricidad) y desprendernos de gastos superfluos que no son imprescindibles. Como la suscripción a esa revista que tanto nos interesaba, pero que no la necesitamos para el trabajo. Automatizar digitalmente algunas tareas repetitivas y burocráticas también representa un ahorro. Nosotras o nuestros trabajadores podremos hacer más cosas en el mismo tiempo y nos desprenderemos de esos trabajos que no añaden valor a nuestra actividad, de cara a los clientes.
  • Buscar información. La información es poder y aporta libertad. Informarnos sobre posibles subvenciones o ayudas públicas nos ayudarán a afrontar determinados proyectos sin tener que cargarlos sobre las finanzas de la empresa.
  • Evalúa a los proveedores. Igual que nosotros competimos en el mercado con otras empresas de nuestro sector, también lo hacen nuestros proveedores. Estudia sus nichos. Es probable que encuentres otras empresas que te ofrecen el mismo servicio a un coste menor o en mejores condiciones. Aunque hayas firmado una cláusula de permanencia, conocer el sector te permite renegociar las condiciones del servicio. A ninguna empresa, incluidos tus proveedores, les interesa perder clientes.
  • La tecnología es tu amiga. En la actualidad disponemos de una gran variedad de herramientas digitales y software de gestión que facilitan la administración de las finanzas y la toma de decisiones. Muchas de estas herramientas son online y ni tan siquiera necesitas comprarlas. Puedes suscribirte a sus aplicaciones el tiempo que las necesites.

No confundir los gastos con las inversiones.

El blog de BBVA remarca lo importante que es no confundir los gastos con las inversiones. Las inversiones nos permiten aumentar la producción y mantenernos actualizados. En ocasiones, por ahorrarnos algo de dinero, no invertimos en nuevos equipos o herramientas, quedándonos desfasados con respecto a nuestros competidores.

La economía está en continuo movimiento. No adaptarse a los cambios implica quedarse rezagado, con el consiguiente riesgo de acabar marginado en el mercado. No es que hayas perdido la oportunidad de aumentar tus ingresos por no hacer determinada inversión, sino que, poco a poco, pierdes facturación y clientes por no adaptarte a los cambios.

Un gasto es una compra. Pagas un dinero y obtienes un producto o servicio. Mientras que una inversión son activos que destinas a obtener un mayor beneficio en un tiempo determinado.

Evidentemente, para hacer una inversión debes prever el grado en que compromete tu liquidez.

Manejar bien la liquidez es clave para trabajar con comodidad y no tambalear la estabilidad de tu negocio.

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