Eso pensamos en nuestro restaurante, lo cierto es que llevábamos ya bastantes años sin que hubiese cambios reseñables. En estos últimos años con la crisis ya se hacía patente que necesitábamos modificar muchas cosas, pero sinceramente era complicado afrontarlo cuando hubo algún año que cada mes que conseguíamos sacar el negocio adelante era un triunfo.
Cambio de rumbo
Ahora que parece que la cosa comienza a remontar hemos querido ponernos manos a la obra, lo cierto es que buscábamos ampliar el público que va a nuestro local. En Coslada tenemos asegurado prácticamente el éxito entre la comunidad rumana, búlgara o ucraniana, tenemos buenos cocineros y precisamente por eso aguantamos.
Ahora queríamos ampliar horizontes y la comida turca y griega eran nuestros siguientes objetivos, junto a algo de lo que tenía ganas y que no era otra cosa que montar un pequeño sitio de comida rápida en una mercería que había cerrado al jubilarse la dueña. Conseguimos alquilar el local y ahí pondríamos la carne en el asador, kebab, shaorma y demás comida rápida, pero de calidad, que sirviera también de reclamo para el restaurante.
A la vez tocó cambiar todo el mobiliario, algo donde en círculo mueble nos ayudaron a contar con el mobiliario adecuado, dándole un toque moderno, también tuvimos que cambiar toda la cubertería y quisimos realizar una apuesta por los vasos de calidad, esto era innegociable, ya que compramos en unos chinos vasos por ahorrar y al final, como se suele decir, lo barato es caro.
Vimos muy buenas opiniones en internet sobre gionapremiumglass y aprovechando un fin de semana libre que teníamos con la obra nos trasladamos a Cuellar, donde pudimos charlar con ellos y nos pusimos de acuerdo para hacerles un pedido grande, ya que queríamos tener unos vasos que merecieran la pena.
Aunque pueda parecer algo secundario, los vasos tienen mucha importancia. Cuando se someten a un uso intenso, los malos tienen mal aspecto a nada que se les utilice, lo que hace que tenga uno que estar comprando cada poco tiempo si son de ínfima calidad.
No estábamos dispuestos a que esto ocurriese e invertimos, tanto para los del restaurante en sí, como para los del bar de cocktails que tenemos. Una inversión que medio año después podemos decir que ha merecido la pena. Todavía recuerdo en los últimos meses que teníamos que ir casi cada semana al chino a comprar vasos por el aspecto lamentable que tenían.
También compramos un equipo de climatización nuevo, para que en verano no sufriésemos los rigores de la época estival. Verdaderamente nos ha quedado un restaurante a la última y de momento hemos visto como nuestros ingresos han aumentado y vemos ahora público más variado, algo por lo que habíamos luchado sin éxito hasta ahora.
Al final la gente, cuando ve que le dan buena comida y con unas instalaciones cuidadas termina por convencerse de que está en el sitio adecuado. Ahora a seguir duro trabajando y a pensar más opciones para que siga creciendo nuestro negocio.